Se dice de la persona charlatana, que habla por hablar y sin sustancia.
Es voz usada a principios del siglo XVI en contextos agermanados. En los romances de Rodrigo de Reinosa, aparece como voz propia de lenguaje de rufianes y socarras, medios marginales donde la voz garlo equivalía a "parlotear", de donde procede el adjectivo insultante garlón.
Del latín tardío "garrulare" se dijo gárrulo, palabras expresiva que significa hablador incontinente que no dice sino tonterías.
Su uso actual sigue siendo el de lengua larga, pero también se dice de lugareño palurdo y zafio.
Sorprende encontrar esta palabra en el himno de Almería dicha por un poeta local de aquella hermosa ciudad, aunque teniendo "in mente" otra acepción relacionada con las aves canoras.
Para hacer referencia en inglés a este concepto se utiliza el término "garrulous" y en francés "bavard".
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